
Redazione RHC : 20 septiembre 2025 09:50
Después de que Estados Unidos decidiera restringir el acceso a los cables de comunicaciones submarinos que utilizan tecnología china, Japón también inició un plan para inspeccionar sus propias conexiones. La investigación busca verificar si se utilizaron componentes clave de China en la instalación y el mantenimiento de la infraestructura.
Según Nikkei Asia, la auditoría finalizará en marzo de 2026 y abarcará cables, repetidores y sistemas de control. Si se confirma el uso de proveedores chinos, el gobierno japonés incentivará a las empresas a recurrir a otros mercados, evaluando posibles subsidios para cubrir los mayores costos.
El mercado mundial de cables submarinos está dominado por SubCom (Estados Unidos), NEC (Japón) y Alcatel Submarine Networks (Francia), que juntas controlan casi la totalidad del mercado mundial. Desde 2008, se ha sumado la empresa china Huahai Telecommunications Technology, lo que ha unido a las cuatro principales compañías para producir e instalar aproximadamente el 98% de los cables del mundo.
Japón, que depende de cables submarinos para el 99% de las comunicaciones internacionales, desempeña un papel fundamental como fabricante y como centro de conexión entre Norteamérica y Asia. Sin embargo, la industria nacional se ve afectada por las barreras comerciales impuestas por Estados Unidos, que han limitado las exportaciones a clientes como Google y Meta. Por esta razón, Tokio está considerando solicitar exenciones a la Comisión Federal de Comunicaciones de EE. UU. una vez finalizada la investigación nacional.
El gobierno japonés también se centra en la capacidad operativa de las empresas de instalación y mantenimiento. Actualmente, sólo KDDI y NTT disponen de buques dedicados, mientras que otras compañías, como NEC, deben recurrir a contratos de leasing. La compra de estas embarcaciones especializadas requiere inversiones de decenas de miles de millones de yenes, por lo que se están considerando subsidios estatales.
El problema no es nuevo: ya en 2022, el entonces primer ministro Kishida había asignado 440 millones de dólares para fortalecer la infraestructura e introducido la Ley de Promoción de la Seguridad Económica, que incluía subsidios para materiales críticos. Con la revisión programada para 2026, el tendido y mantenimiento de cables también podría clasificarse como un «servicio estratégico».
En el ámbito geopolítico, Japón sigue la línea de Estados Unidos, acusando a China de instalar dispositivos de espionaje y de querer controlar los cables. Sin embargo, expertos y observadores advierten que la exclusión de Pekín podría debilitar la seguridad global al ralentizar la reparación de los cables dañados y politizar la infraestructura esencial. China, por su parte, reitera la importancia de mantener los cables como activos civiles internacionales, oponiéndose firmemente a las acciones unilaterales y prometiendo defender sus intereses.
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